"Kastakia estaba situada en el monte Parnaso, junto al barranco de las rocas Fedríades, al pie de la peña Hiampea, donde brotaban varias fuentes y manantiales en las que jugueteaban las traviesas báquidas y las ninfas coricias, tratando de provocar al fácil Pan, arropadas por un denso bosque de laureles consagrados, amables y susurrantes palabras llenas de mágica poesía, en las que volar y regresar con el alma una búsqueda -ciertamente temeraria- sin fin. Lejos del Museo de la avaricia humana, que oculta la acumulación originaria, la acumulación por despiadado saqueo y desposesión. Sólo podemos esperar que los dioses dormidos en ese museo despierten y vuelvan a la vida con el campanilleo de las vitrinas que se despedazan. Junto con los antes invisibles fantasmas de la esclavitud, los dioses despertados despertarán pasados y lugares remotos antes congelados como suaves murmullos en los libros de contabilidad digital de los templos y oráculos bancarios."
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