"Estamos demasiado acostumbramos a vivir hacia afuera... Meditar, en cambio, es un dejar ser, dejar la mente tal y como está. No es propiamente una técnica, un todo caso una postura. Es vivir sin un claro porqué, sin obsesionarse por el futuro, liberarse del qué dirán y de la necesidad de proyectarse en los demás continuamente. Si su práctica no está enraizada en una generosidad genuina, puede convertirse en un mandato casi abusivo. Debe meditarse sin un objetivo y sin la intención de sacar provecho. No meditamos para curarnos, para mejorar u obtener recetas mágicas. Meditamos para rendirnos, para dejar que la realidad sea como es. No se trata de fabricar artificiosamente alegría, felicidad o paz interior, sino de bajar al fondo y reconciliarse con el mundo, de atreverse a tener una actitud activamente contemplativa."
