viernes, 24 de febrero de 2012

Una trilogía para valientes



Descubre qué pueden hacer tres diosas actuando de manera conjunta sobre los resortes de un pobre corazón mortal. Atraviesa umbrales totalmente prohibidos para los zombies de la modernidad: El del sueño, de la mano de Hygieia, el de la mentira, de la mano de Aletheia, el de la revolución, de la mano de Diké.
¿A qué esperas? ¿Por qué imaginas que siempre habra un mañana? ¿Cuándo te atreverás a mirar a los ojos del miedo en el oscuro espejo de tu alma?  ¿Qué es lo que verdaderamente temes?

LA FUENTE DE LA VIDA (leer aquí)
CONOCERÉIS LA VERDAD (leer aquí)
TIERRA NUEVA (leer aquí)

martes, 14 de febrero de 2012

Maestría "operativa"

“Hay una economía en la que mandan los hombres
y que alquila dinero para beneficiar a otros hombres.
Hay otra economía en la que manda el dinero
y que alquila hombres para ganar más dinero.”
(José María Aritzmendiarrieta, 1973) 

“El despliegue de nuestra potencialidad humana
se está realizando pese al Estado y pese al Capital
a los que ha pillado a contramano y sin preparar.”
(Fereidoun M. Esfandiary, Upwingers, 1973)

 “Piensa por ti mismo y cuestiona a la autoridad”
(Timothy Leary, Exo-psychology, 1977)




 ¿Cuál sería el máximo grado de realización humana? Y toda vez que lleguemos a un acuerdo consensuado en esta tan difícil cuestión ¿por qué procedimientos y mediante qué dinamismos ésta se consigue?

Todo va a depender de la elección de los ejemplos.

Pongamos, por caso, un murciano cualquiera, al que se le supone un cierto nivel intelectual, tanto en su tiempo como en el nuestro[1]: Ibn Arabí.

Cuando estudiamos la cosmovisión de este autor, nos damos cuenta de que no percibía el mundo del mismo modo que lo hacemos nosotros. Para él la realidad es un signo de Dios. Una afirmación como esa, escuchada desde nuestro esceptico 2012, sería convenientemente triturada por los adalides del pensamiento crítico actual, pero no puede ser atribuida ni a herencias del pasado, ni a dogmatismos ni a planteamientos de tipo irracional. Su testimonio nace del centro nuclear de una experiencia netamente humana. De un estado quizá especial de percepción, del que sólo cabe opinar cuando se experimenta.

¿Posee alguna utilidad real para el hombre moderno reflexionar sobre el alcance de tal afirmación? Quizá no. Hagamos pues algo inútil.

¿Qué necesidad tiene Dios de crear? ¿Para qué otorga Dios la capacidad de entender el sentido de su creación actual a ciertos sujetos? ¿Por qué Dios rehusa ser más explicito? ¿No será que no hay ninguna voluntad tras el acontecer “casual” de los acontecimientos que pueda recibir un nombre cualquiera? O cómo discurrió el optimista de Gottfried Leibniz ¿por qué hay algo en lugar de nada? ¿Tiene sentido pensar que vivimos en el mejor de los mundos? ¿Es así como le gusta a Dios que vayan las cosas? ¿Está satisfecho el Eterno de cómo administran hoy el mundo sus profetas y pastores, de cómo interpretan su voluntad y la transmiten su mensajeros? Y, en caso contrario, ¿por qué no hace nada al respecto?

Han transcurrido ya 300 años[2] desde que el bueno del Dr. Pangloss se hiciera estas y otras preguntas, que a día de hoy, nadie ha sabido aún dar cumplida respuesta y siguen, gracias a Dios, aún abiertas.



No todo el mundo piensa que la perfección humana va de la mano de la proximidad a lo divino. Prefieren, en su caso, entender tal proceso de realización como la construcción de un edificio, por la acumulación gradual de una estructura que se eleva sobre los fundamentos de una buena cimentación. Este planteamiento es el que entendemos más próximo a la cosmovisión atea del ciudadano medio actual.

La mayoría de los seres humanos que abandonan este plano de existencia, lo hacen habiendo experimentado de primera mano únicamente cuatro o cinco estados de conciencia, aunque si les preguntas creen que sólo uno de ellos es el que puede llamarse normal:

·       Vigilia apacible
·       Vigilia irritada
·       Adormecimiento
·       Sueño
      ·       Pérdida de conciencia



Son muchos menos los que, bien por sufrir algún tipo de trastorno, bien por haberse aventurado a explorar las múltiples posibilidades neuroquímicas de la ingesta o introducción de ciertos compuestos en la dinámica fisiológica de nuestro organismo, los que pueden dar un testimonio más ámplio de los estados de conciencia que se pueden llegar a experimentar. Este criterio estadístico justifica en parte el que sean considerados anormales, si es que lo estadístico puede ser aceptado como criterio de normalidad: “El tuerto es el rey, en el país de los discapacitados visuales…”



Nadie diría, a simple vista, al examinar de forma aseptica nuestro desarrollo embrionario, que un cigoto pueda llegar a dar lugar a algo tan complejo como la cognición humana de la realidad. Algunos autores han llegado a afirmar que poseemos tres cerebros, en lugar de uno:

·       Cerebro reptiliano: ligado a la discriminación del potencial hostil/gratificatorio de cada estímulo, ligado a la defensa de la territorialidad.

·       Cerebro mamífero: ligado al etiquetamiento más coloridamente emocional de la experiencia.

·       Cerebro procesador: ligado a procesos implicados en la elaboración de la información, comparación, almacenamiento y recuperación.

Cada uno de ellos forma parte necesaria de la completa estructura del cerebro humano, pero entendemos que es el último el que sería más característico y distintivo de nuestra especie. Sin la alerta reptiliana y nuestros sentimientos mamíferos, no seríamos 100% humanos, sino sólo robots. Pero sin el cerebro procesador, ¿sería correcto decir que hemos superado la animalidad? Más difícil todavía ¿sólo tenemos tres cerebros?

Debemos a Howard Gadner[3] la constatación de que nuestro complejo órgano “tricerebrado”, puede llegar a desplegar hasta ocho modalidades de inteligencia resolutiva de problemas en ámbitos específicos tan diferenciados como el lingüístico, lógico-matemático, espacial, musical, corporal-cinestésico, intra-personal, inter-personal y naturalista.

Una de dos, o Howard Gadner no se atreve a hacer de Dios un problema o, al igual que Ibn Arabí, entiende que estos ocho ámbitos de lo humano son signos de Dios. También puede darse el caso de que el padre de las múltiples inteligencias considere que creer en un concepto vacío de contenido denota una gran falta de inteligencia. O tal vez piense que, por irracional, la dimensión espiritual de la experiencia humana no requiere de ella más que para descartarla.

Sea como fuere, nos encontramos al término de esta obra, en el capítulo ocho, repasando así mismo las ocho inteligencias de Gadner. ¿Quién habría de extrañarse de que diéramos un nuevo giro al ocho?



El primero en dar importancia al ocho, fuera de nuestro ámbito cultural –o eso creemos- pero dentro del ámbito de esa experiencia humana que hemos dado en considerar excelsa o realizada, al comienzo de esta última reflexión capitular fue el hijo de un rey. Hace la friolera de 25 siglos, esto es, unos 2500 años.

Su nombre ha llegado a nuestros días como fiel exponente del ser humano que ha alcanzado su máxima expresión, no a fuerza de estudiar modelos o aprender teorías, no mediante títulos u honores, no por haber pertenecido a una organización de reconocido prestigio, sino poniendo la experiencia propia como verdad irrefutable por encima de todo y ambicionando conocer hasta dónde puede llegar a desarrollar su plenitud un hombre de carne y hueso, que él llegó a alcanzar, gracias a su perseverancia y esfuerzo, a la edad de 35 años: Siddharta Gautama.

No pretendemos hacer aquí un análisis exhaustivo de su testimonio, que hoy es enseñanza para los que se reconocen sus seguidores, inmersos en los albores este siglo oscuro. No tenemos esa capacidad.

Solo nos atreveremos a cotejar las etapas de maestría operativa que en buena síntesis hoy conocemos con la denominación de “Octuple sendero[4], cometiendo la travesura intelectual de asociarlas, de un modo tan absurdo como arbitrario con la síntesis de Patañjali[5], el Evangelio de San Juan[6], la demografía humana[7] y nuestro particular diccionario delirante.

Allá vamos.

Descripción de Natanael. 1, 47
         Visión o comprensión correcta
         Prototipo de la normalidad “humana”

 Convertir agua en vino. 2, 7-8
           Pensamiento, determinación o intención correcta
           Yama – No dependencia de la marea social – C4c

 Curación de un hijo de un oficial real. 4, 50
            Hablar correcto
            Niyama – Autocontrol – C4b

 Curación de un paralítico. 5, 8
            Actuar correcto
            Asana -Postura inmóvil – Calma la ansiedad física – C1

 Caminar sobre las aguas. 6, 19
            Atención Presente o Consciencia del momento correcta
            Pranayama – Respiración - Aquietar y suavizar las emociones      (aguas) – C2

 Curación de un ciego de nacimiento. 9, 6-7
            Esfuerzo correcto prevenir y erradicar lo malo, promover y cultivar lo bueno
            Dharana / mantra – Concentración en un sonido o imagen – C3

 Muerte y despertar de Lázaro. 11, 35-43
            Concentración, absorción o Meditación correcta
            Dhyana – Incubatio – Conciencia No dual (Marta y María)

 Multiplicacion de panes y peces. 6, 11
            Medio de vida correcto
             Samadhi – Vida comunitaria – Agape eucarístico
             Prototipo de la sociedad futura: Una tierra nueva por que ha reencontrado la conexión perdida con el Cielo.




Vivimos en un planeta dominado a partes iguales por el miedo territorial y la culpabilidad emocional, aunque nos guste presumir luego de seres racionales. Cada día mueren en el mundo miles de personas asesinadas por personas estúpidas que actúan solas o en grupo, por razones estúpidas y en todos los ámbitos, incluido el político y el científico, que habrían de dar ejemplo justo de lo contrario.

La estupidez humana gobierna el mundo desde hace cientos de siglos. Si sumáramos esfuerzos y recursos, el mundo y la sociedad actual sería muy distinto del cocktail de intereses, ideologías, fanatismos, censura, violencia, terror que asolan nuestras calles.

Aunque sean muchos los que ahora se benefician oportunísticamente de su existencia (servicios de inteligencia, publicistas, tiranos, líderes de masas…) serán muchos más los que se beneficiarán de su total erradicación. He aquí los resultados de nuestras muy concienzudas investigaciones demográficas. A los que les guste el márketing o tengan interés en rentabilizar sus inversiones, escojan con discernimiento su nicho de mercado:



GRUPO 1. Más del 50% de la humanidad, 3.500 millones de personas, transcurren su existencia humana entre C1 y C2. Son capaces de intercambiar señales y manejar artefactos, pero todavía operan desde la posesividad y la territorialidad.

GRUPO 2. Un 20% han tenido oportunidad de desarrollar su C3 pero pasan gran parte de su tiempo preocupados por las reacciones imprevisibles del Grupo 1 y por una sociedad dominada por valores absurdos, inmorales y peligrosos. 1.400 millones de personas. Catastrofistas.

GRUPO 3. Un 20% ha dado el salto hacia la humanidad y trata de infundir “buen rollo” en el resto sin llamar mucho la atención, sin darse a notar y tratando de mantenerse al margen. Otros 1.400 millones de adeptos a la Galaxia New Age y sus múltiples ramas planetarias. C3 “espiritualizado”. Adventistas del Cristo Extraterrestre.

GRUPO 4. Un 5% de personas que han decidido tomarse en serio su paso por esta vida y descubrir su verdadero sentido dentro de ella. 350 millones de seres humanos, que son la esperanza de nuestro planeta. C4 embrionario.

GRUPO 5. Un círculo al que Gurdjieff denominaba el círculo consciente de la humanidad, formado por sólo un 3% del género humano. Mujeres y hombres que alcanzan a ver donde otros sólo encuentran niebla. 210 millones de ciudadanos, la mayor parte, integrando los oficiales de los ejércitos del planeta. C4 compañeril.



GRUPO 6.  El 2% restante, 140 millones, trabajan como “maestros”, coordinando entre bambalinas el grueso de las maniobras. Y podemos estar tranquilos, porque hablamos de seres verdaderamente iluminados. C4 inchado y ahuecado.

GRUPO 7. Ya no queda nadie más. ¡Que Dios nos coja confesados! ¿Alguna sugerencia?

 
 


[1] Creemos que el mejor estudio pormenorizado de su vida, obra y pensamiento fue el realizado por Claude Addas, En busca del azufre rojo, Ed. Reg. de Murcia (1996)
[2] Esta obra comenzó a ser tecleada en el domicilio familiar del autor el 5 de febrero de 2012, aunque se incorporan algunos capítulos redactados con anterioridad.
[3] Inteligencias Múltiples, Paidós, 1988
[4] Siglo IV a. C.
[5] Siglo III a. C.
[6] Siglo I d. C.
[7] Que como todos los demógrafos modernos conocen, debemos a esfuerzo de Ibn Jaldún (1332-1406). Ver pág. ¡88!

lunes, 13 de febrero de 2012

Memorias de Isla Tortuga

“La Historia es una construcción política
cuya meta no es tanto mostrar la Verdad de lo ocurrido
como suscitar ideas útiles al poder constituido.”
(Marco Tulio Cicerón, De re pública) 

“Mi barco, mi tesoro.
Mi Dios, la libertad.
Mi ley, la fuerza y el viento.
Mi única patria, la mar.”
(José de Espronceda, Canción del pirata)

 “Comparte todo lo que tienes,
excepto los labios de quien amas”
(Sheij Bedreddin, 1416)



Una de las más bellas descripciones de la sociedad ideal la encontramos en Ovidio, cuando señala:

“El hombre de la Edad de Oro honraba la fidelidad y la rectitud de forma espontánea, sin ley que le obligase. Castigos y miedos no influían en su conducta. En ese siglo feliz no había que prestar atención a amenazadores edictos, ni la turba miraba con temor suplicante la fisionamía del juez, sino que sin jueces se sentían seguros. Intacto en los montes, el pino aún no había descendido a las líquidas ondas en forma de barco para visitar un orbe extraño […] No rodeaban todavía las ciudades fosos profundos, y no había clarines y trompas de metal, ni curvos cuernos, ni cascos ni esadas. Sin ejercicios militares, la gente disfrutaba segura, de ocios apacibles. La propia fuerza de la tierra daba toda suerte de frutos líbremente, sin necesidad de que el rastrillo la tocase o el arado la hiriese. Sin cultivo alguno, había alimento para todos. Se recogían los frutos del madroño, fresas silvestres, cerezas, moras criadas en los espinos y bellotas que caían de la ramosa encina  consagrada a Jove. La primavera era eterna. Plácidos céfiros acariciaban con tibias auras flores nacidas sin semilla. De continuo la tierra aportaba trigo y legumbres sin necesidad del arado. Y junto a ríos de nectar corrían ríos de leche”.[1]

Esa sociedad quizá sólo soñada, se niega siempre a ser realizada, desea permanecer utópica, imposible, futura e inalcanzable. Creemos rozarla en su materialización, pero se escabulle antes de nuestras manos que de nuestros corazones.

De algún modo, quizá nunca confesado, pervive en cada uno de nosotros, Arcadia evanescente y efímera, como una posibilidad latente de realización en lo individual y desde lo comunitario, al margen (y a salvo) de aquellas otras estructuras de poder que áun esclavizan al ser humano y, de un modo más habil, le encadenan.

Una espiritualidad sin “religiones”, una vida en común sin necesidad de Estado, una comunión con la realidad sin intermediaciones, un modo de ser distintos y tan diferentes sin dejarnos por ello a nadie de lado. Donde tengan cabida incluso los que reniegan de Lennon y su Imagine, dorada como nos la dibujó Ovidio y dichosa como la recordó don Quijote ante los cabreros.

Donde nuestra autoxigencia ética sea máxima, desde el imperativo categórico, y las leyes escritas mínimas, como la reflexionó Kant. La vida una experiencia radical de entrega y servicio consciente al prójimo, de la que dieron ejemplos tantos y tantos otros.

¿Qué hacer, mientras tanto? ¿Por qué no existió timón en el diseño original del Arca de Noé? ¿Cuáles han de ser los pasos y los plazos? Yo tampoco lo sé.




Quizá sirviera de poco cambiarse el nombre a Samuel, como hiciera Umar ibn Hafsūn ibn Ya`far ibn Sālim en el 899 y tratar de encontrar un nuevo Bobastro. O mostrar una abierta oposición a la animalidad de cualquier forma de poder constituido, como hizo el premarxista Ibn Jaldún[2], contraponiendo el ideal ético de la ayuda mutua y la cooperación entre los que se reconocen miembros de una comunidad en el desierto, frente a la cómoda obediencia urbana hacia el Estado, verdadero conflicto central, ahora que nos hallamos tan febrilmente indignados.

La aspiración a una vida libre de cadenas , sin estar sometida a ninguna relación de poder, sin sumisión ni dominación, rechazando cualquier autoridad exterior al ser humano, es un anhelo lárgamente perseguido, aún en sociedades como las nuestras, brutalmente interferidas e intervenidas por la feroz regulación del Estado con el apoyo de sus poderosos tentáculos: los mass media, el show bussines, la casino society, virtual hi-tech relations y, en fin, todo lo que abarca ese viscoso conglomerado jurídico-político-económico y militar que conforma la red de secuestro dentro de la cual discurre nuestra existencia[3].

Cada día que pasa, la población está más convencida de que la autoridad de Estado solo sirve para garantizar que el oportunismo egoista de unos pocos prevalezca sobre el bien común de la mayoría, tenga la forma y el color que tenga, éstos sólo son una práctica fachada disfrazada de alternancia pactada.

Bajo la carta de Estado blando como mal menor, y el indudable miedo mayor a los tanques, nos así hacen tragar el veneno del “Estado necesario”.

Naturaleza frente artificio ¿serán capaces los seres humanos de organizarse alguna vez, sin depredarse los unos a los otros?




Hasta que llegue ese momento, reflexionemos sobre alguno de los conceptos que nos brinda el genial Hakim Bey[4]:

TONG[5]

Lo que empieza siendo un apoyo mutuo secreto y puntual para evitar alguna clase de “marrón” oficial, puede terminar desembocando en una relación estable de ayuda mutua, una red social clandestina, una red de redes, un movimiento revolucionario para despertar la conciencia ciudadana aletargada, quizá el núcleo de la nueva sociedad, dándose a luz a si misma dentro de la corrompida cáscara de la antigua. Para todos estos pro-pósitos la sociedad secreta promete proporcionar un útil marco de clandestinidad protectora -un manto de invisibilidad que tendrá que dejarse caer sólo en el caso de una confrontación final con la BEM[6]

ISLA TORTUGA

Minisociedades o comunidades intencionales que se sitúan y organizan con meticulosa planificación fuera del control del Estado, hasta donde y cuando les es posible. No aparecen en ninguna clase de mapas.

POTLATCH

Esfuerzo y servicio desinteresado que se brinda a y se recibe de otros. Una sociedad sin dinero. Peligroso, alta toxicidad revolucionaria. Extirpar.

PALIMPSESTO

Difusión libre del conocimiento, sin cobrar ni pagar derechos de autor. Un ejemplo podría ser Wikipedia.

ZAT[7] (TAZ en inglés)

Forma de colaboración sin compromiso ni búsqueda de permanencia o reconocimiento. Haz bien y no mires a quién.  Dura lo justo para no ser intervenida, detectada o aplastada, aprovechando huecos, grietas y fisuras del propio sistema. Su mayor fuerza reside en la total invisibilidad. Tan pronto como la ZAT es representada, nombrada o mediatizada, desaparece.

ZAP[8]

Germen humano de la sociedad futura. Personas que han decidido contruirse y construir con lo mejor de sí mismas un mundo mejor, que se organizan mediante asambleas, comparten recursos y estructuras de forma comunitaria, elaboran sus normas de convivencia de manera consuetudinaria, conviven bajo las premisas de amor fraterno y ayuda mutua, otorgan una prevalencia de los bienes, metas y valores espirituales frente a los materiales, en ausencia de sexismos de cualquier clase, repudiando la posesividad, el egoismo y el dinero, y cultivando de manera integral la propia virtud y buscando una convivencia razonable con la Naturaleza. Está ocurriendo, más cerca de lo que crees.

INMEDIATISMO

Si no es aquí, dónde. Si no es ahora, cuándo. Si no eres tú, quién. Deja atrás la culpa pasada y no cargues con los miedos que promete el futuro. Aunque tengas la absoluta certeza de que alguien se opondrá a ello con todas las fuerzas a su alcance[9], vive ahora como siempre has soñado. Hazlo real inmediatamente.

DESEAR UN MUNDO SIN ESTADO ES NATURAL

Lo que te parece enfermedad, es curación.

ZONA PROHIBIDA

Todas aquellas en la que en un intento desesperado por sobrevivir, el Estado agónico ejercerá intensas formas de estorsión y violencia, a niveles que, aunque ya no sorprenden a casi nadie, mucho menos agradan a quien las sufre sobre sí y los suyos. Ponte a salvo.

La “vida pirata” nunca ha resultado fácil, pero, como reconocía Espronceda, resplandecen en ella tesoros, leyes, patrias y dioses inefables:


"En mi se ha reencarnado el alma de un gaucho matrero,
como la de Calandria, el errabundo aquél,
que amaba la espesura, igual que el puma fiero,
y que amplió las leyendas del bravío Montiel"[10]




[1] Ovidio, Las metamorfosis, I, fábula V. Ahora ya sabemos en dónde se inspiró Ieronimus Bosch para su panel central del Jardín de las Delicias.
[2] Muqaddima, 1464.
[3] Michael Focault, La verdad y las formas jurídicas, Gedisa, 2003.
[4] Pseudónimo de Peter Lamborn Wilson, padre de la Anarquía Ontológica y del Terrorismo Poético, 1991.
[5] Término apropiado de las sociedades mafiosas chinas.
[6] Babilonia Estatal de la Mediación
[7] Zona Autónoma Temporal
[8] Zona Autónoma Permanente
[9] Todo lo que ahora vampiriza tus energías…
[10] Martiniano Leguizamón. Calandria. Solar/Hachette (1961)