"Nuestras sociedades han pasado de un modelo que antes
se llamaba de «sociedad disciplinaria» al modelo de «sociedad
de control» numérico casi ilimitado de los comportamientos
individuales, que se convierten así en cuantificables en un algoritmo. Estamos
obligados a presentar un pasaporte
sanitario para ir a un restaurante, un museo o al cine. ¿Hasta dónde
estamos dispuestos a aceptar que llegue ese grado de control? Se
instala un paradigma de gobierno en el cual, en nombre de la bioseguridad y la urgencia, donde las preciadas libertades
individuales están condenadas a sufrir crecientes limitaciones, impidiéndonos percibir
el sentido de
esta gran transformación política. Estos no son
fenómenos transitorios sino que constituyen de manera subrepticia la
nueva forma de gobernar, que despojará
el Parlamento de sus poderes, reduciéndolos a simplemente aprobar, decretos provenientes
de organizaciones y de personas privadas."
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