"Una sociedad suministra a sus ciudadanos, junto a cuidados y
golpes, muchas respuestas compartidas. Al contrario de lo que podríamos creer
en una época de crisis, a los humanos no nos faltan respuestas; nos sobran.
Con el lenguaje adquirido en sociedad, adquirimos también los valores, las
evidencias, los conocimientos propios de ella; sus prejuicios y miopías, si se
quiere. Nacemos así con un yacimiento reprimido de ideas verdaderas, olvidadas
en la niebla del cuerpo y de sus relaciones mundanas: conocer es recordar. El
filósofo, exótico ser que afirma no saber
nada, puede en cambio ayudarse a sí mismo y a los demás a recuperar del fondo
del alma aquello que aún ignora que ya sabe."
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