"En su Epígonos, Homero señala que mucho antes
de que todo se trastocara, más allá del Euros, viento propicio representado como
el aguador, se encontraba una tierra paradisiaca, a la vez fértil y productiva
en todos sus cultivos, con un clima inusualmente templado, pero que ahora
permanecía oculta bajo los hielos del sur. Además, se decía que el sol salía y
se ponía una vez al año, lo que la situaba sobre el círculo polar antártico. Luego
su confusa ubicación se perdió definitivamente. Platón consideraba a Abaris,
hijo de Seutes, como un honesto filósofo
sanador, consagrado a Apolo, originario de las distantes tierras heladas, que curaba
mediante encantamientos y ensalmos, poseía el don de la profecía y volaba en una nave
en forma de flecha. Ya se sabe, absurdas y delirantes fantasías griegas…"
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