"Profundamente
dormido, soñé que la humanidad había desde su niñez encadenada en el fondo de
una caverna, sin poder pueden moverse ni volver la cabeza por estar las invisibles
cadenas que les atan a la altura del cuello, distraída a mirar hacia adelante; el
fuego arde a cierta distancia proyectando sombras sobre el fondo. Había
necesariamente un muro, semejante a las mamparas que se ponen por delante de
los titiriteros para ocultar a éstos durante la representación. Almas atrapadas
en el mundo de las apariencias, inconscientes de la realidad verdadera…"
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