"Cada vez que damos por sentadas
estas pequeñas maravillas del día a día olvidamos que, en muchos aspectos,
ya somos abundantes. O mucho más de lo que somos conscientes. El problema es
reducir la riqueza a términos puramente materiales que, si bien son
importantes, tampoco vamos a negarlo, no son exclusivos. Y, en muchas
ocasiones, nos puede sobrevenir una sensación de vacío, derrota o carencia que
no se corresponde con la realidad. Darse cuenta de las cotidianas riquezas
que nos rodean nos puede ayudar a no desperdiciarlas e integrarlas en
nuestra percepción de la realidad…"
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