"Amar es la situación de mayor
riesgo para la constitución narcisista del yo, porque el sujeto queda a merced
de la voluntad, del goce, de la imperfección realista y de la mortalidad de
otro. El amado se vuelve en angustia ante la posibilidad de perderlo y de
perderse al yo idealizado. Esto no puede resolverse mientras se confine al
amado en un estatuto de objeto, es decir, en el dominio imaginario del amante,
programado para reforzar constantemente la identidad limitada del ego, el
sentido de quiénes somos. Por eso el amor es neurótico, ya que implica un
placer narcisista y una renuncia a este placer, una muerte del yo para permitir
vivir a otra subjetividad…"
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