"Valorar el poder del instante aporta una mirada, un sentir y
un latir diferente. Poner la atención en cómo bombea el corazón o cómo se
inflan los pulmones nos habla de cómo se afronta la vida en ese instante. Respirar
largo y profundo, así es el instante que devuelve la calma al cerebro y al
corazón, como comer y saborear lento, ser un mero observador de los
pensamientos que surfean por la mente o tomar conciencia del cuerpo
mientras bailas. Al poner la mirada en el eterno ahora, se hace visible su
potencial y la oportunidad de devolverle la alquimia que precisa, de bajar de
revoluciones, de vivir sin aspirar a un cuerpo eterno, pero reconociendo
la eternidad en cada amanecer, en cada abrazo, en cada suspiro o en cada inesperada sonrisa amiga…"
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