El mago profesional
desvía la atención de su audiencia con
dos técnicas básicas. Dirigir la visión del público hacia otro lado, en un momento fugaz, para que no detecten el truco
o movimiento clave y amañar la percepción de la audiencia, hacerles
creer que un factor misterioso tiene que ver con la realización del truco
cuando en realidad no tiene nada que ver con la ilusión.
Quizá la verdadera
habilidad mágica está en influir en la
mente de los espectadores. A veces un simple accesorio como una "varita
mágica" facilita (imanta) la crucial distracción.
Aunque ellos no siempre lo cuentan…
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