"Aunque diez
años puedan parecer poco y la sensación sea que pasaron en un parpadeo, la
última década ha cambiado el mundo completamente. Dado que las grandes causas
públicas ya no tienen fuerza para movilizar a la gente para la violencia
masiva, se necesita una causa sagrada mayor, es decir, alguna
forma de razonamiento capaz de suprimir en el individuo sus preocupaciones ante
una eventual gran amenaza física. La religión, la pertenencia étnica o la
calidad del “alma” encajan perfectamente en este papel. Los políticos recurren
a estos temas, porque la mayoría de las personas necesita ser anestesiada
contra su sensibilidad elemental al sufrimiento del otro. Detrás de cada
gran crimen político se oculta el frágil señuelo de algún un poeta o, mejor
aún, algún ancestral mito religioso."
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