"Si bien es cierto que la lectura reflexiva no ofrece
soluciones a las crisis de la vida, al menos permite adentrarse mágicamente en
ellas y contemplarla desde otro lugar, ofreciendo un descanso simbólico desde
el que resulta posible construir un esperanzado tipo de fuerza social. Alimenta
así los misteriosos resortes de la imaginación y la fértil capacidad del deseo,
abriendo la experiencia presente a la potencia de lo posible, invitando a
encontrarse con otras intimidades a partir de esa potencia diferente y
construir una forma alternativa de vínculo social y apropiarse de una sabiduría
vivencial expresada en paradojas y enigmas cotidianos, y encontrar un refugio
en el cual fortalecerse y enfrentar los problemas a través del símbolo. Desde una
mirada interdisciplinar y haciendo uso de una caleidoscópica gama de saberes desde
distintas áreas del mundo, siempre resulta sorprendente la capacidad que procura la
reflexión lectora para construir íntimos espacios de refugio."
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