"Debido a que la historia
no es un proceso lineal y progresivo, sino más bien una serie de momentos
discontinuos en los que se puede experimentar, la irrupción del tiempo
mesiánico, este no está ligado a una figura libertadora espiritual específica,
sino que se refiere a un momento de ruptura histórica en el que se desafían las
estructuras opresivas y se alcanza una redención colectiva. En su crítica de la
concepción tradicional del progreso y la noción de tiempo lineal, Walter
Benjamin argumenta que la historia está marcada por la opresión y la
explotación, y que el progreso lineal no es suficiente para liberar a la
humanidad de estas cadenas. En cambio, propone una visión de la historia en la
que la redención y la transformación social ocurren a través de una
intervención disruptiva, salto mesiánico que trae consigo un cambio radical y
una reconfiguración de las relaciones de poder provisionalmente establecido…"
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