Sin apenas hacer ruido, el saber
tradicional continua ayudando a la cultura humana en los necesarios dolores que
preceden al parto, con una luz capaz de abrir los ojos del corazón, conocedor
de que, ya que toda percepción es un
proceso de dentro a afuera, basta con cambiar nuestra mirada para con ello transformar
el mundo. Allí donde se preserva lo mejor de nuestra especie, el ser ontológico
de cuantos alcanzaron así un corazón y el alma más depurada, consiguiendo entrar en
el círculo de los que lograron expandir la conciencia y desde allí permanecen y
actúan unidos, a salvo de nuestra ignorante soberbia.
Descubre el itinerario
personal de cuantos anhelan pertenecer a este peculiar grupo de seres humanos a
la máxima potencia que supieron manejar el recurso energético más valioso que
aún existe y donde radica nuestro poder más insospechado: la energía de la
atención. Sólo quien es completamente dueño de su atención puede afirmar que es
dueño de su propia vida y fluye con ella en libertad. Su alma carece de nudos
emocionales en los que la atención pueda caer atrapada y agotarse. No la
distrae ni siquiera la memoria de la muerte.
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