"Nietzsche sabía que
era mejor buscar la verdad que encontrarla. En primera instancia el asunto
parece fácil de abordar, pues la motivación de buscar la verdad sería
lógicamente encontrarla; una vez conocida, habría satisfacción, inclusive
paz y entendimiento. Sin embargo, buscar siempre la verdad, sin detenerse en un
punto fijo y calcificado, es en donde yace el auténtico estado del
filósofo desconocido. Sócrates dijo que él sólo sabía que no sabía nada y por
ello el oráculo délfico lo designó el más sabio humano. Esto sugeriría una
actitud de búsqueda perenne, de no hallazgo. Pero emerge también la figura del
sabio paradójico que por momentos parece defender la noción de que la verdad es
el bien supremo y que el buscador debe obtener ciertos conocimientos para
liberarse del mundo de las apariencias y alcanzar el fértil plano del noúmeno ideal…"
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