"Si se ha acabado considerando los
arcanos como un medio para prever el vulgar porvenir, es por una especie de
amputación de su principio e ignorar la intención primitiva de los imagineros.
La adivinación vulgar ya no es más que la corteza vacía de la antigua mancia,
cuya función no es anunciar lo que acontecerá mañana o pasado mañana, sino señalar
el áureo por venir, lo cual es muy distinto. Suele ocurrir que el profeta se
vea conducido, de modo natural, a describir la disolución de la edad de hierro,
es decir, de este mundo cuyo único misterio es que ha de ser de regenerado, en el
sentido de la palabra griega Eleusis…"
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