"Sabemos por Aristóteles que a la esperanza no le gusta entrar en escena,
sin que antes no le haya preparado al público una buena dosis de peligro inminente. Así, todo aquello que
previamente se nos había vendido como exigencia del guión -o del equilibrio
presupuestario impuesto por la infame y villana Troika-, no busca sino obtener
un oportuno, reparador y catastrófico
golpe de efecto, valga la redundancia. Así también la vida de cada ser humano
tramada como un aparente thriller no se resuelve, la mayoría de las veces, sino
como divina comedia.
Pregunten si no al Guionista."
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