"No existen el bien y el mal absolutos, ya que la geopolítica,
la historia y la cultura son demasiado complejas entre ellas. Más
allá de lo sensorialmente aparente se encuentra certera nuestra intuición, que aparece como una corazonada, un presentimiento ante ciertas elecciones o
momentos claves de nuestra vida. Para afinar esta asombrosa capacidad es importante que estemos bien atentos a esa voz interior o sensación, dándole
inconfesable credibilidad y así ver adónde nos lleva sin pasarla necesariamente
por el tamiz de la razón, ya que poco tienen que ver la una con la otra. Las
circunstancias dirán si la opción fue o no acertada. Así, aparte de conectar
más con uno mismo también se es más sensible y receptivo a lo que ocurre
alrededor y se captan cada vez mejor este tipo de inquietantes mensajes…"
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