"En apenas dos
años de teatro pandémico, las 10 personas más ricas del planeta han doblado su
fortuna, mientras el 99% perdíamos poder adquisitivo. Y en esta delirante etapa,
el control de la información sigue siendo crucial. En una civilización infoxicada, la
influencia es poder. Las élites, además de vivir en una burbuja de privilegios que
las impide reaccionar debidamente a retos como la emergencia climática o la
crisis energética de recursos, implementan un control férreo sobre los medios
de comunicación de masas que impiden que se hable claramente de estos
problemas, contagiando al resto de la sociedad su incapacidad para percibir las
señales de alarma, atrapados como estamos en la invisible trampa de redes
sociales. Los delirios de la sinrazón producen monstruos. Tecnofeudalismo y
ecofascismo son simplemente las respuestas del sistema al problema de la
abundante escasez…"
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