"Resignado a renunciar a un destino de aventura soñado,
Borges no pudo menos que dedicarse a una vida sedentaria donde se ponen en
juego la imaginación y la meditación. De esa manera él empieza a crearse a sí
buscando su mito e identidad propios y dedica la mayor parte de su vida a
trazar su autorretrato, refugiándose en arte debe ser como ese espejo que nos
revela nuestra propia cara. Como Samuel Beckett, considera todos los sistemas
de pensamiento humanos como arbitrarios y trata de lograr un equilibrio formal
entre el texto y el contexto mediante la ordenación de las imágenes que
aparecen en el espejo y sus infinitos sentidos simbólicos. Quizá somos, sin
saberlo, también ese muerto abocado a entretejer estos indescifrables y ajenos símbolos…"