"Fluir
no se trata de una mera experiencia que nos hace sentir bien. Implica
sacrificar los recursos que solemos destinar a la atención periférica en otra
centrada y sostenida; un “sacrificio” que redunda en bienestar emocional. Es
necesario contar con un objetivo definido, cuando nuestra capacidad está
ajustada al nivel que demanda la tarea. Un importante grado de concentración,
que propicie la unión de conciencia y acción. Tenemos percepción de control de
lo que hacemos, sin ansiedad ni temor al fracaso. La consciencia desaparece. El
ego se desvanece. Una experiencia autotélica en la que tenemos una percepción
alterada del espacio temporal y nos enfocamos en la actividad por el simple hecho de que hacerla y nada más…"
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