"A las
cuatro de la mañana el buque se cruzó por delante de nuestra proa. Una fantasmagórica
luz roja brillaba por todas partes, y en medio de ella resaltaban claramente
los mástiles y velas a unas doscientas yardas de distancia. El vigía del
castillo de proa lo divisó por el lado de babor y el oficial de guardia también
lo vio claramente desde el puente, así como el guardiamarina, que fue enviado
al castillo de proa. Para cuando llegó no podía verse vestigio ni señal alguna
de ninguna nave ni cerca ni lejos en el horizonte; la noche estaba clara y el
mar en calma. En total lo vieron treinta y tres personas. Pero no se pudo
averiguar de quién finalmente se trataba. El Dionisos y el Cleopatra, que
navegaban a estribor nuestro, nos hicieron señales preguntándonos si habíamos
visto esa extraña luz roja… (Diario de abordo, 1881)"