lunes, 13 de febrero de 2012

Memorias de Isla Tortuga

“La Historia es una construcción política
cuya meta no es tanto mostrar la Verdad de lo ocurrido
como suscitar ideas útiles al poder constituido.”
(Marco Tulio Cicerón, De re pública) 

“Mi barco, mi tesoro.
Mi Dios, la libertad.
Mi ley, la fuerza y el viento.
Mi única patria, la mar.”
(José de Espronceda, Canción del pirata)

 “Comparte todo lo que tienes,
excepto los labios de quien amas”
(Sheij Bedreddin, 1416)



Una de las más bellas descripciones de la sociedad ideal la encontramos en Ovidio, cuando señala:

“El hombre de la Edad de Oro honraba la fidelidad y la rectitud de forma espontánea, sin ley que le obligase. Castigos y miedos no influían en su conducta. En ese siglo feliz no había que prestar atención a amenazadores edictos, ni la turba miraba con temor suplicante la fisionamía del juez, sino que sin jueces se sentían seguros. Intacto en los montes, el pino aún no había descendido a las líquidas ondas en forma de barco para visitar un orbe extraño […] No rodeaban todavía las ciudades fosos profundos, y no había clarines y trompas de metal, ni curvos cuernos, ni cascos ni esadas. Sin ejercicios militares, la gente disfrutaba segura, de ocios apacibles. La propia fuerza de la tierra daba toda suerte de frutos líbremente, sin necesidad de que el rastrillo la tocase o el arado la hiriese. Sin cultivo alguno, había alimento para todos. Se recogían los frutos del madroño, fresas silvestres, cerezas, moras criadas en los espinos y bellotas que caían de la ramosa encina  consagrada a Jove. La primavera era eterna. Plácidos céfiros acariciaban con tibias auras flores nacidas sin semilla. De continuo la tierra aportaba trigo y legumbres sin necesidad del arado. Y junto a ríos de nectar corrían ríos de leche”.[1]

Esa sociedad quizá sólo soñada, se niega siempre a ser realizada, desea permanecer utópica, imposible, futura e inalcanzable. Creemos rozarla en su materialización, pero se escabulle antes de nuestras manos que de nuestros corazones.

De algún modo, quizá nunca confesado, pervive en cada uno de nosotros, Arcadia evanescente y efímera, como una posibilidad latente de realización en lo individual y desde lo comunitario, al margen (y a salvo) de aquellas otras estructuras de poder que áun esclavizan al ser humano y, de un modo más habil, le encadenan.

Una espiritualidad sin “religiones”, una vida en común sin necesidad de Estado, una comunión con la realidad sin intermediaciones, un modo de ser distintos y tan diferentes sin dejarnos por ello a nadie de lado. Donde tengan cabida incluso los que reniegan de Lennon y su Imagine, dorada como nos la dibujó Ovidio y dichosa como la recordó don Quijote ante los cabreros.

Donde nuestra autoxigencia ética sea máxima, desde el imperativo categórico, y las leyes escritas mínimas, como la reflexionó Kant. La vida una experiencia radical de entrega y servicio consciente al prójimo, de la que dieron ejemplos tantos y tantos otros.

¿Qué hacer, mientras tanto? ¿Por qué no existió timón en el diseño original del Arca de Noé? ¿Cuáles han de ser los pasos y los plazos? Yo tampoco lo sé.




Quizá sirviera de poco cambiarse el nombre a Samuel, como hiciera Umar ibn Hafsūn ibn Ya`far ibn Sālim en el 899 y tratar de encontrar un nuevo Bobastro. O mostrar una abierta oposición a la animalidad de cualquier forma de poder constituido, como hizo el premarxista Ibn Jaldún[2], contraponiendo el ideal ético de la ayuda mutua y la cooperación entre los que se reconocen miembros de una comunidad en el desierto, frente a la cómoda obediencia urbana hacia el Estado, verdadero conflicto central, ahora que nos hallamos tan febrilmente indignados.

La aspiración a una vida libre de cadenas , sin estar sometida a ninguna relación de poder, sin sumisión ni dominación, rechazando cualquier autoridad exterior al ser humano, es un anhelo lárgamente perseguido, aún en sociedades como las nuestras, brutalmente interferidas e intervenidas por la feroz regulación del Estado con el apoyo de sus poderosos tentáculos: los mass media, el show bussines, la casino society, virtual hi-tech relations y, en fin, todo lo que abarca ese viscoso conglomerado jurídico-político-económico y militar que conforma la red de secuestro dentro de la cual discurre nuestra existencia[3].

Cada día que pasa, la población está más convencida de que la autoridad de Estado solo sirve para garantizar que el oportunismo egoista de unos pocos prevalezca sobre el bien común de la mayoría, tenga la forma y el color que tenga, éstos sólo son una práctica fachada disfrazada de alternancia pactada.

Bajo la carta de Estado blando como mal menor, y el indudable miedo mayor a los tanques, nos así hacen tragar el veneno del “Estado necesario”.

Naturaleza frente artificio ¿serán capaces los seres humanos de organizarse alguna vez, sin depredarse los unos a los otros?




Hasta que llegue ese momento, reflexionemos sobre alguno de los conceptos que nos brinda el genial Hakim Bey[4]:

TONG[5]

Lo que empieza siendo un apoyo mutuo secreto y puntual para evitar alguna clase de “marrón” oficial, puede terminar desembocando en una relación estable de ayuda mutua, una red social clandestina, una red de redes, un movimiento revolucionario para despertar la conciencia ciudadana aletargada, quizá el núcleo de la nueva sociedad, dándose a luz a si misma dentro de la corrompida cáscara de la antigua. Para todos estos pro-pósitos la sociedad secreta promete proporcionar un útil marco de clandestinidad protectora -un manto de invisibilidad que tendrá que dejarse caer sólo en el caso de una confrontación final con la BEM[6]

ISLA TORTUGA

Minisociedades o comunidades intencionales que se sitúan y organizan con meticulosa planificación fuera del control del Estado, hasta donde y cuando les es posible. No aparecen en ninguna clase de mapas.

POTLATCH

Esfuerzo y servicio desinteresado que se brinda a y se recibe de otros. Una sociedad sin dinero. Peligroso, alta toxicidad revolucionaria. Extirpar.

PALIMPSESTO

Difusión libre del conocimiento, sin cobrar ni pagar derechos de autor. Un ejemplo podría ser Wikipedia.

ZAT[7] (TAZ en inglés)

Forma de colaboración sin compromiso ni búsqueda de permanencia o reconocimiento. Haz bien y no mires a quién.  Dura lo justo para no ser intervenida, detectada o aplastada, aprovechando huecos, grietas y fisuras del propio sistema. Su mayor fuerza reside en la total invisibilidad. Tan pronto como la ZAT es representada, nombrada o mediatizada, desaparece.

ZAP[8]

Germen humano de la sociedad futura. Personas que han decidido contruirse y construir con lo mejor de sí mismas un mundo mejor, que se organizan mediante asambleas, comparten recursos y estructuras de forma comunitaria, elaboran sus normas de convivencia de manera consuetudinaria, conviven bajo las premisas de amor fraterno y ayuda mutua, otorgan una prevalencia de los bienes, metas y valores espirituales frente a los materiales, en ausencia de sexismos de cualquier clase, repudiando la posesividad, el egoismo y el dinero, y cultivando de manera integral la propia virtud y buscando una convivencia razonable con la Naturaleza. Está ocurriendo, más cerca de lo que crees.

INMEDIATISMO

Si no es aquí, dónde. Si no es ahora, cuándo. Si no eres tú, quién. Deja atrás la culpa pasada y no cargues con los miedos que promete el futuro. Aunque tengas la absoluta certeza de que alguien se opondrá a ello con todas las fuerzas a su alcance[9], vive ahora como siempre has soñado. Hazlo real inmediatamente.

DESEAR UN MUNDO SIN ESTADO ES NATURAL

Lo que te parece enfermedad, es curación.

ZONA PROHIBIDA

Todas aquellas en la que en un intento desesperado por sobrevivir, el Estado agónico ejercerá intensas formas de estorsión y violencia, a niveles que, aunque ya no sorprenden a casi nadie, mucho menos agradan a quien las sufre sobre sí y los suyos. Ponte a salvo.

La “vida pirata” nunca ha resultado fácil, pero, como reconocía Espronceda, resplandecen en ella tesoros, leyes, patrias y dioses inefables:


"En mi se ha reencarnado el alma de un gaucho matrero,
como la de Calandria, el errabundo aquél,
que amaba la espesura, igual que el puma fiero,
y que amplió las leyendas del bravío Montiel"[10]




[1] Ovidio, Las metamorfosis, I, fábula V. Ahora ya sabemos en dónde se inspiró Ieronimus Bosch para su panel central del Jardín de las Delicias.
[2] Muqaddima, 1464.
[3] Michael Focault, La verdad y las formas jurídicas, Gedisa, 2003.
[4] Pseudónimo de Peter Lamborn Wilson, padre de la Anarquía Ontológica y del Terrorismo Poético, 1991.
[5] Término apropiado de las sociedades mafiosas chinas.
[6] Babilonia Estatal de la Mediación
[7] Zona Autónoma Temporal
[8] Zona Autónoma Permanente
[9] Todo lo que ahora vampiriza tus energías…
[10] Martiniano Leguizamón. Calandria. Solar/Hachette (1961)

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