"Aunque es conocido principalmente por sus celebraciones
festivas y coloridas, el carnaval es interpretado y experimentado como un
momento en el que los límites entre el mundo terrenal y el espiritual se
vuelven más difusos y se asocia con la idea de la liberación de inhibiciones, una purificación y liberación de energías
negativas, preparando el camino para un renacimiento y mistérica renovación
espiritual. Al ocultar la identidad detrás de máscaras y vistosos disfraces,
las personas pueden conectarse con arquetipos más profundos y explorar
diferentes aspectos de su ser interior desde la perspectiva del simbolismo hierogámico-sacrificial.
Una convulsa celebración ritual de la dualidad intrínseca, donde los opuestos
coexisten, las polaridades se reconcilian, se fusionan e integran en el plano
carnal, psíquico y espiritual. Un de ritual de transición, donde las personas
pueden liberarse de los pudores y las restricciones pulsionales de la vida
cotidiana y, durante un breve periodo, experimentar una conexión más directa
con lo sagrado y lo desconocido. Una exaltación de la energía vital, donde la
música alegre, la danza y la culminación del orgasmo canalizan y elevar las
vibraciones espirituales, propiciando la adivinación profética y la delirante recepción
de mensajes y visiones atemporales..."