jueves, 31 de mayo de 2012

Disidencia programada

“Son innumerables las sociedades animales
que progresan a través de la cooperación y la solidaridad.
Muy por el contrario, la competición feroz, el individualismo
y el egoismo descarnado son pruebas inequívocas
 de nuestra progresiva e irrevocable deshumanización.”
(Piotr Kropotkin, Ayuda mutua, 1902) 

“Tranquilos… ya os curará el espanto.”
(Shadow power, Market Logic, 2012)





Usurpada la viña, hace tiempo que los maestros de la estafa descubrieron que en la actual “chorizocracia” no existe herramienta más util y poderosa que el miedo para salvaguardar a un tiempo su impunidad y, lo más importante, el constante botín de racimos que aquella otorga a cada vendimia.
Los brutales recortes con que nos amenazaron si “no nos portábamos bien”, esto es, con docilidad a los insaciables mercados y a los lucrantes mercachifles parapetados tras ellos, ya han llegado, precisamente “por habernos portado bien”. Lacerado un bienestar que no era gratuito, sino condicionado a la rentable obediencia, ha llegado la hora de sentir en carne propia quién manda, como dejaba explícito William Shakespeare en el “Mercader de Venecia”, al reclamar el “justo” pago de su deuda.
Inoculado el chantaje del miedo, eficazmente amedrentada la ciudadanía, el triunfo de la sumisión ha sido –y está siendo- aplastante, una bota invisible que pesa infinita sobre nuestras conciencias: “Bendita sea la mano que, generosa, nos da de comer.”


Inexcusablemente tenemos que ser capaces de encontrar el modo de generar, aquí y ahora, espacios de autonomía real, en los que imperen nuestras propias reglas o, de lo contrario, aceptar a pies juntillas todas las imposiciones de la tiranía. Una vez más, tendremos lo que nos merezcamos, únicamente lo que conquistemos con “nuestras manos”. Ni una pizca más.
Buenos tiempos para examinar verdaderamente qué tienes en tu corazón, para medir tu grado de resistencia a ingerir “ruedas de molino”, a pasar por el “aro” de los mercados, para preservar la autogestión de tu esfínter anal, para poner a prueba la pasta de la que estás hecho, para ganarte un hueco entre los seres que aún se resisten a ser deshumanizados.
La multiplicación de los problemas irá pareja a nuestra incapacidad para resolverlos con eficacia. El colapso es ya inminente. Si tienes un diccionario a mano, corre raudo a buscar el significado de un vocablo que quizá salve tu vida: “revolución”.  Después, lucha con todas tus armas y todas tus fuerzas, haz lo que debas, que esta vez no te lo van a dar hecho…

¿Sumisión o amor propio? ¡Elige amo!


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