“Del mal al bien sólo hay un paso
en la dirección contraria.”
(Sufyan az-Zawri)
El paso del umbral de la
sensorialidad exterior a la sensorialidad interior lleva aparejado una serie de
distracciones de apariencia espiritual que actúan como solapados reclamos del
cuerpo disfrazados de espíritu, pero que en modo alguno proceden de la secreta
morada del corazón. Quién captura así la distracción sin dejarse llevar por ella,
mantiene recta su atención sobre la fuente distractora. No consientas que el
viaje atrape tu viajar y lo entretenga. No confundas el momento eterno con el
instante que pasa. La cercanía y la distancia son, a un tiempo, infinitas.
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