“Triunfa quien engrandece su alma
y la ensancha para abarcarlo todo.
Fracasa quien la malgasta.”
(Qurân 91,9)
Para saborear lo espiritual basta
una mirada distinta sobre lo cotidiano, aquella que, serena y sosegada, sabe
ser y trasparentar así lo real. Avezado el ojo, perplejo el paso, aquietadas
las manos, no hay nudo ni espejismo que se resista.
Silencio amable. Dulce respirar. Irreprochable
noche. Misterio infinito. Amor desmedido. Una paz que doblega el alma de un
modo irresistible y hace con ella lo que quiere.
Transparencia ardiente. Inefable
intimidad. Susurro cómplice.
...Diciembre.
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