lunes, 7 de enero de 2013

Alberca invernal


"Precipitado en sus juicios
clama el ignorante por males
que entiende bienes."
(Qurân 17,11)






Una obra de Arte es aquella que tras ser vivenciada, contemplada, escuchada o leída con suma atención, nos transforma, de modo que ya nunca volvemos a ser los de antes. No siempre adopta una forma física tangible. A veces basta un instante, un gesto, una mirada, tan sólo un encuentro fortuito, pasajero y efímero, un furtivo rayo de luz, una caricia, el roce del viento, una risa lejana que conmueve nuestra alma y nos entrega una nueva mirada tras la que todo cambia irremediablemente.



La conciencia de la Presencia, de la divina inmanencia en nosotros, nos vuelve seres muy cuidadosos, llamados a pensar, hablar (escribir) y comportarnos como quién camina por un denso zarzal con su mejor ropa. Plena consciencia a quién se halle en plenitud de la Presencia. La soberanía radica en el auto dominio de la propia existencia, desde la certeza: “Quien se conoce a sí mismo, conoce a Su Señor.”




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