"¿Quién querría vivir
sin el calor de la amistad?"
(Aristóteles, Etica a Nicómaco)
"Quienes se alimentan de la mentira y la hipocresía
ven en la tergiversación y manipulación de la verdad
su última esperanza."
(Inmanuel Kant, Kritik der Urteilskraft)
Aquellos que dicen defender el interés común, sólo buscan un espacio político en el que declarar sus guerras y promulgar leyes con las que legitimar su lucro y el reparto impune de prebendas.
La amorosa amistad, aquella que mantiene en torno a un mismo centro a toda verdadera comunidad, esto es, entre Humanos, es el medio utilitario para lograr alcanzar así a Ennoia, la belleza inteligente que precede necesariamente a la Unidad. Solo el deseo del conocimiento de la Sabiduría otorga el gozo feliz de la serenidad de quien se libera.
En lo espiritual no cabe el altruismo más que de un modo aparente. La simpatía es denodadamente intencional. Allí donde algunos presumen así de encender un jardín, en realidad ocultan las perversas intenciones de incendiarlo.
Entender lo real obrando en el mundo, encontrar el modo de desterrar los temores y prejuicios que encadenan el alma y, sobre todo, vivir humanamente no es algo que pueda hacerse en soledad. Cuerpos apegados a la necesidad de sobrevivir, a la pobreza y desamparo de una carne marchita, capaz de alentar en sus resquicios más sutiles la alegría y la tristeza de vivir, la serenidad y el dolor, la generosidad y la crueldad. Almas obligadas así a experimentar la libertad de crecer y la solidaria intalación en el mundo.
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