“Partí así en pos del Templo
llevando por báculo la entrega,
el esfuerzo por lecho y la certeza por todo alimento.”
(Ibn Arabí, Futuhât 367)
Todo proceso de ascenso conlleva un necesario desprendimiento de lastre en
el que el viajero abandona, así muriendo, sus ataduras, para alcanzar ese recóndito
lugar, equidistante de los límites del universo, que mora en su corazón, acompañado de
la más certera guía.
Allí donde la compasión tiene siempre
la primera y última palabra, no hay otro destino que la felicidad. Allí donde
hay espíritu, hay necesariamente vida. Sólo se debe confiar en el sabor de la
propia experiencia, espejo divino que nada excluye desde la posibilidad
infinita de lo real.
El más portentoso de los viajes no transcurre sino en el corazón del
viajero, en cuyo sereno silencio se deja Dios atrapar, en reposo enamorado, para
allí morar. Es entonces cuando al fin descubres que con la ansiada llegada, no
termina la aventura, apenas se ha cubierto siquiera la mitad del extraordinario
viaje que todos, sin distinción, heredan.
Estimado Dr. González, que placer leerle!
ResponderEliminarHe cambiado de idea y en lugar de leer “La Virtud” cogí por ahora a “Conoce-te a ti mismo”. De estilo innegablemente proprio, tal y como “Conoceréis la Verdad”, este libro nos acerca a la Verdad con incuestionable seriedad y acierto, y al mismo tiempo con un humor apropiado y oportuno, una mezcla que otorga a los libros un entrañable encanto.
Otra característica que encuentro muy interesante y que se debe a la amplia cultura demostrada por el autor, es el deseo que nace y crece, queramos o no, mientras leemos, de informarnos más, de investigar, de ahondar los conocimientos allí referidos. Como si el libro, por magia, nos obligara a avanzar!
En este mundo loco, frívolo y decadente, al final de cada día llega uno a casa rendido, aturdido, con el pensamiento gris y cristalizado, y sobretodo atascado, cuerpo y alma, con lo falso y lo vano. Que mejor manera habrá para purificar cuerpo y alma, para que regrese la serenidad y la unidad, sino disfrutar de una lectura que nos despierta, que nos incentiva, que alumbra el camino que a veces nos parece tan borroso?
Pues así son y para todo eso sirven sus libros, Dr. González, y sus artículos aquí en el blog!
Son oasis en el desierto árido y estéril donde pulula la gran mayoría de la gente y sirven para dar de beber al que, no perteneciendo al desierto, tiene forzosamente que atravesarlo!
Que bueno haberle descubierto! Sinceros saludos,
Isabel
Que los dones del oasis te lleven a atravesar el desierto: Actúa. Gracias una vez más, Isabel.
EliminarRepetimos: "Y la certeza por todo alimento". Sí.
ResponderEliminarSaludos ^^
Esfuerzo de entrega desde la certeza. Saludos Ane.
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