martes, 21 de mayo de 2013

Disolutoria disociación


“A través del símbolo
el tránsito resulta fácil.”
(Máxima alquímica)

“Somos parte de una sola gran alma,
de un único homo maximus.”
(Emmanuel Swedenborg)




El contagio relativista llevado a confines internaúticos ha conseguido ya lograr la disolución radical de los símbolos ancestrales, y con ello su total reducción a mueca inofensiva, pero también la disociación de lo real en lo virtual. La catástrofe (gr. inversión, destrucción, ruptura) deja desnudo y al descubierto (inánime) cuanto estaba velado (gr. apocalípsis). Cabe a cada héroe de sí mismo alzarse sobre las elocuentes ruinas y reconstruir otra vez el vínculo y realinearse adecuadamente (gr. symboleion), una tarea que, pese a ser personal, compromete al conjunto humano.

¿Cómo reconstruir y levantar en nosotros las columnas del templo simbólico? ¿Cómo neutralizar el tsunami disolutorio y antropofagocitador de la actual titánica (soberbia) modernidad tecnocrática, que se presume a todas luces omnipotente por omnisciente? ¿Cómo librar con éxito, una vez más la necesaria batalla contra el dragón deshumanizador?





He aquí las “clavis” que nuestro lector habrá de descubrir y comprender, en la medida que quiera enfrentar en sí la heroica tarea que da sentido al efímero acontecer de todo ser humano, conquistar una libertad digna: aquella que es la que corresponde a un vero Dios, su autosanación. No admitas fórmulas, confusiones, síntesis simplificadoras ni guiones. Únicamente la propia experiencia de quien sabe porque saborea. Hubo un tiempo en el que virtual significaba poderoso… ¡manos a la Obra!



No hay comentarios:

Publicar un comentario