viernes, 4 de octubre de 2013

Teshubá


"Tú tienes lástima de un ricino
por el que nada te fatigaste,
al que no hiciste tú crecer,
que en el término de una noche fue
y en el término de una noche feneció."
(Jonás 4, 10)


Pasados aquellos días austeros, llega la noche en la que comienza de nuevo el mundo, donde se regeneran los sueños y, con ellos, las esperanzas de instaurar un Reino de Paz sobre la tierra, en el que desaparezca la maldad y los extraviados tornen su corazón en pos de la poética Justicia...

Aleinu Ieshabéaj, allí donde los seres humanos libres sienten que no lo hicieron todo lo bien que les cabía hacerlo y aún mucho quedó por hacer. Aleinu Ieshabéaj, porque no perdimos el ánimo y aún nos quedan fuerzas para retornar. Aleinu Ieshabéaj, porque siempre hay una senda que retorna, en la noche del destino. De nada sirve huir a Tarsis, cuando Nínive espera.




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