jueves, 19 de septiembre de 2013

Intención exterior


“El frio nos envuelve en su realidad,
nos atrapa, como a la flor perenne
de nuestro jardín.”
(Nadeem Aslam)
 
“No es fuerte quien agrede,
sino quien sabe mantener a raya su enojo.”
(Al Bukhari)

 

 
 
Conseguir recordar nuestro origen unitario venciendo la propia densidad y el péndulo del extravío exterior es una proeza reservada a unos pocos, bien armados de voluntad, disciplina, paciencia y guía certera para transitar por el laberíntico escenario. Los demás vagabundean a trompicones en el olvido de la intención interior, que no es sino dócil y cómodo autoengaño, prefiriendo ocultar que “yihad” no es guerra, sino esfuerzo y servicio desinteresado.

 
La solución no está en el aislamiento eremítico. Si hemos de hacer caso a Filón, los esenios no vivían retirados en cuevas sino que, muy al contrario, su modo de vida comunitario se desarrollaba en ciudades o poblados rurales, distribuidos en en Thiasoi, Hetairíai y Syssítia, ocupando su vida en todo lo relativo al bien común. Afortunadamente, no hemos inventado nada y la sabia misericordia siempre derrota al rigor, pues nunca actúa bajo el brutal dominio del enojo.
 
 
 

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