“Aquello que fue, ya es;
y lo que ha de ser, fue ya;
restaura el Eterno lo transcurrido.”
(Eclesiastés 3,15)
“Quien añade ciencia, añade dolor.”
(Eclesiastés 1,18b)
En
vano se afanan los distraídos. Alegrémonos. Empleemos la cuota de vida asignada
en hacer el bien. Comamos, bebamos y gocemos del deber cumplido, toda vez que
descubramos en el corazón, todo a su tiempo, el inconfundible sabor de la
eternidad.
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