“Quien
camina en la noche, tropieza,
toda
vez que no encuentra luz en sí.”
(Juan
11,10)
“Conviene
que uno muera por su pueblo
y
no que el Imperio destruya toda la nación.”
(Yosef
bar Kayafa, Pragmatismo Saduceo)
Nadie
suele divulgar ninguna información que atente contra su propio interés. Así quiere
el sentido común y la judicatura consentir que cualquiera mienta de modo
descarado siempre que sea en pos de su propia defensa. Mas sutil resulta
aquella mentira noble, que sustenta incólumes los tóxicos cimientos de nuestra
sociedad, nos mantiene estupidizados, dóciles, acríticos y agota toda nuestra preciosa
atención hasta que, si pese a todo aún llegamos al periodo senil, sea la
demencia o el Alzheimer los que nos mantengan inofensivos hasta el final. Quizá
por eso resulten tan anecdóticos en la actualidad los casos de sedición no
programada. Libertad, sí, pero, si sabemos bien lo que conviene a nuestra sensibilidad
y consciencia, siempre dentro del establecido orden constitucional.
Dicho
lo cual, si aún deseas lograr adentrarte en el futuro sin la rémora del “sistema”,
cultiva tu inteligencia, preserva toda tu atención en la huida, aborrece siempre del miedo-ambiente y busca tu refugio en un ambiente apacible,
pacificador, libre de tóxicos. Nadie asegura que llegarás a la meta, ni
siquiera si saldrás vivo de la aventura, pero atrrévete a sentir qué se siente cuando
tienes la certeza de haber encontrado al fin el camino, tu indiviso camino, aquel en
el que cada paso, cada gesto, cada amanecer, cada atardecer cobra sentido. Alimenta
tu conciencia con aquellas percepciones sensoriales de las que pretendieron enajenarte
quienes causaron tu insuficiencia y, a sabiendas, arbitrariamente te condenaron
a vagar por el laberinto del sinsentido, por un módico precio impositivo, y te negaron
obtener gratis “el pan nuestro de cada día”. Encuentra a la hija de Minos y su benefactor hilo.
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