lunes, 9 de julio de 2012

El fuego dócil


“The candle flame gutters.
Its little pool of light trembles.
Darkness gathers.
The deamons begin to stir.”
(Carl Sagan, El mundo y sus demonios)

“¿Quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo,
la injuria del opresor, la afrenta del soberbio,
las congojas del amor desairado, las tardanzas de la justicia,
las insolencias del poder y las vejaciones?
¿Quién querría llevar tan duras cargas,
gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa,
si no fuera por el temor de un algo, después de la muerte?”
(Hamlet, obligado por Shakespeare)


El alma humana, misterio donde los haya, está compuesta en un 70% por fuerzas irracionales, con las que tratan de lidiar, a duras penas, el 30% restante. ¿Cómo vence lo menos a lo más? Gracias a dos poderosas herramientas, la persuasión del fuego pasional y la dominación del pulso concupiscente. A través de la persuasión, dicho fuego es transmutado y utilizado cual perpetuo combustible a favor del perfeccionamiento que nos finaliza humanos. Los bajos instintos que constituyen nuestra indeleble sombra, deben ser aquietados a la fuerza toda vez que han sido iluminados.

Tal proeza de perfección hacia lo humano, no sería posible sin el concurso del fuego dócil que se deja trasmutar y orientar a lo superior. Los maestros antiguos encontraron esta proporción y nos enseñaron a usarla. La ciencia ha perdido sus nombres y, con ello, ha desvirtuado tan preciosa y precisa técnica, dejando el cultivo del alma a otros medios “virtuales”. Palabras como charis, thymos y anangké ya no significan nada. Así nos va. ¿Qué más da que algo no sea cierto, con tal de que me haga sentir bien?


Hemos cambiado la imaginación creadora por la imagen, hasta llegar así a confundirlas. Hemos otorgado todo el poder “tecnológico” a la sombra. Esta pérfida tirana se ha vuelto tan seductora que nos ha arrebatado el fuego que nos volvía dioses, esto es, humanos. A tenor de los medios utilizados, alguien ha entendido que no necesitará de seres humanos libres, en su nuevo diseño del orden mundial y por ello ha desequilibrado la balanza a favor de la compulsión, en detrimento de la gracia. Se hace más necesario que nunca encontrar un Nuevo Prometeo, capaz de restituir el fuego dócil a los dioses. Se busca un perfil tan fuerte como seductor ¿Alguna candidata o candidato?





No hay comentarios:

Publicar un comentario