“The candle flame gutters.
Its little pool of light trembles.
Darkness gathers.
The deamons begin to stir.”
(Carl Sagan, El mundo y sus demonios)
“¿Quién aguantaría los
ultrajes y desdenes del mundo,
la injuria del opresor,
la afrenta del soberbio,
las congojas del amor
desairado, las tardanzas de la justicia,
las insolencias del
poder y las vejaciones?
¿Quién querría llevar
tan duras cargas,
gemir y sudar bajo el
peso de una vida afanosa,
si no fuera por el
temor de un algo, después de la muerte?”
(Hamlet, obligado por Shakespeare)
El alma humana, misterio donde
los haya, está compuesta en un 70% por fuerzas irracionales, con las que tratan
de lidiar, a duras penas, el 30% restante. ¿Cómo vence lo menos a lo más?
Gracias a dos poderosas herramientas, la persuasión del fuego pasional y la
dominación del pulso concupiscente. A través de la persuasión, dicho fuego es
transmutado y utilizado cual perpetuo combustible a favor del perfeccionamiento
que nos finaliza humanos. Los bajos instintos que constituyen nuestra indeleble
sombra, deben ser aquietados a la fuerza toda vez que han sido iluminados.
Tal proeza de perfección hacia lo
humano, no sería posible sin el concurso del fuego dócil que se deja trasmutar
y orientar a lo superior. Los maestros antiguos encontraron esta proporción y
nos enseñaron a usarla. La ciencia ha perdido sus nombres y, con ello, ha
desvirtuado tan preciosa y precisa técnica, dejando el cultivo del alma a otros
medios “virtuales”. Palabras como charis, thymos y anangké ya no significan
nada. Así nos va. ¿Qué más da que algo no sea cierto, con tal de que me haga
sentir bien?
Hemos cambiado la imaginación creadora por la imagen,
hasta llegar así a confundirlas. Hemos otorgado todo el poder “tecnológico” a la
sombra. Esta pérfida tirana se ha vuelto tan seductora que nos ha arrebatado el fuego que nos
volvía dioses, esto es, humanos. A tenor de los medios utilizados, alguien ha
entendido que no necesitará de seres humanos libres, en su nuevo diseño del
orden mundial y por ello ha desequilibrado la balanza a favor de la compulsión, en
detrimento de la gracia. Se hace más necesario que nunca encontrar un Nuevo
Prometeo, capaz de restituir el fuego dócil a los dioses. Se busca un perfil
tan fuerte como seductor ¿Alguna candidata o candidato?
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