miércoles, 4 de julio de 2012

Mira quién manda


"Eso es to, eso es to, eso es todo amigos"
(Porky)


"The pleasure was mine"
(Abraham González Lara)




El relato de la depredación humana siempre lo escribió el grupo superviviente, sabedor de que una fuerza sobrehumana habría consentido tal predestinación. La máxima de que es la adaptación (supervivencia) la fuerza máxima, determina la desaparición física y de la memoria de los extintos, para dejar paso a la Historia de la Victoria, encargada de hallar el conjunto de eufemismos para dulcificar el horror a los herederos del genocidio.


Nosotros somos los descendientes de los genes supervivientes, dispuestos a volver a competir por los recursos de un territorio que se nos ha vuelto a quedar pequeño. La guerra es inevitable. Y que Dios –una vez más- reparta suerte. Los que queden vivos, ya se encargarán de inventar los matices de una historia que siempre es la misma: Fuimos el pueblo elegido para sobrevivir, en el Principio.


Herederos de los originarios depredadores supervivientes, quién esté libre de pecado, que lance el primer misil intercontinental. Comienza la cuenta atrás. Esta vez, vamos a necesitar algo más que goles. No bastará con estar del lado de Dios, para quedar a salvo.


Eso no será suficiente esta vez. Rien ne va plus…



1 comentario:

  1. Buenas tardes, he encontrado sus libros, por búsqueda , y lo he encontrado. Quiero contarle una historia. Hace dos años entre en un estado de conciencia acrecentada, por culpa de una enfermedad, encefalitis autoinmune. Pero yo no lo sabía. Hablaba con dios y con otros seres que me acompañaban. Ellos me dijeron que debía morir. Al grito de cuando ruge el León, cuando no le teme a la muerte, me entregue a morir. Estuve dos minutos muerta. Resucite. Ellos me hicieron ver otra realidad, vi cuanta gente está aquí haciendo una misión, regida por lo que está arriba, me llamaban Eva, me hicieron ver otras tierras y como se traspasaba la vida o el alma de una a otra. Me hicieron elegir. Yo elegí seguir aquí. Dijeron que tenía que convertir el azufre en mercurio y seguir como un águila en este mundo. Y más cosas. Luego me ingresaron y me curaron... he leído a fulcanelli como no, podría ser producto de un cerebro enfermo., como no. Pero no puedo dejar de pensar que esa realidad también existe. Las palabras se abrían y podía entender un lenguaje dentro de otro en los libros, las señales. Son como faros en la noche oscura del alma. Gracias al todo hay buscadores incansables que resurgen cada siglo como el ave fénix. Cuando el psiquiatra me preguntaba, con quién has hablado? Yo le decía con hermes trismegisto. Él contestaba... ah no lo conozco... un abrazo. Sus libros son un faro en la noche. Gracias. Katiana

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