lunes, 25 de febrero de 2013

Dificil de creer


“Lee a todos, escucha a todos,
pero no creas nada que no hayas
comprobado antes por ti mismo.”
(Bill Cooper, Behind a pale horse)
 


 
 
Una “voluntad” que quiera permanecer oculta, escondida, para manejar, desde dentro, la sociedad “exterior”, deberá garantizarse el secreto de sus intenciones y procedimientos bajo un resorte ciertamente más sólido que el de un “frágil juramento”. Su eficacia real únicamente estará verdaderamente garantizada por su absoluta independencia de lenguas, paradigmas científicos, dispositivos tecnológicos, gobiernos, ejércitos, religiones, obediencias, alianzas de capitales o debilidades humanas, esto es, su completo desarraigo ético o regulativo. ¿Es posible encontrar algo así?

 
Maestros de la guerrilla, su discreción les obliga a infiltrarse, en lugar de invadir; en aparentar transparencia donde sólo hay amañamiento; en “orientar la elección” como mal menor frente a la extorsión descarada. Sus recursos humanos, materiales y energéticos no pueden depender nunca de la voluntad ni disponibilidad de terceros, a los que se verían necesariamente sometidos. Son independientes, libres, eficaces, invisibles, intraicionables, sabios: dioses.

 
Sólo hay un modo de atravesar el férreo nudo que impide alcanzar la central de tan selecto club: cooptación.


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