jueves, 11 de julio de 2013

Cuenta nueva

“Es el coraje del héroe
lo que remueve obstáculos imposibles.”
(Terence McKenna)

“¡Sí se puede!”
(Desencantados indignados)





El cuestionamiento de la creencia obligatoria así como de la costumbre de mundanizar lo ulterior y limitar lo ilimitado, deja al alma, desprovista de certezas y en la zozobra de quien cuestiona su fundamento esencial, sumida en la noche más oscura. La ausencia de rumbo interpela la docilidad ante un timón supremo al que se confía, en intimidad, el pormenor de la propia vida, sin caer en el error tribal de confundir conciencia y conveniencia.

Cara a cara ante el Creador, la creatura realiza y desvela su propio enigma, en una búsqueda incesante, arrollada por la eficacia de un secreto impulso que la desborda. Es la experiencia de la aniquilación suprema, la que contrarresta la usurpación de cualquier organizada idolatría. Quien siente en sí y sobre sí esta fuerza primordial anterior a todos los conflictos, esta hondura previa a la de todos los abismos, quien es deslumbrado por la fértil luminosidad de la tiniebla, abarca en su abrazo los entresijos de la muerte.

Nada puede sustituir este vínculo directo entre creatura y Creador. Por más que pretendan los soberbios gestores de imperios que administran los premios y castigos del rebaño, nada puede ser más sagrado ni, para quien sabe, puede haber peor traición: “Lej lejá.”



No hay comentarios:

Publicar un comentario