miércoles, 21 de agosto de 2013

Adaptarse o ¡morir!

"Suele perdonárseles la vida
a los que mejor se adaptan."
(Charles Darwin)

"La vida de un verdadero mago
siempre corre verdadero peligro.
Mejor suerte, empero, la cabe a su alma."
(Myrddin Emrys, Memorias)




Desde que puede constatarlo la actual historiografía oficial, ningún hombre que viva en sociedad, inmerso en determinadas relaciones de producción, ya sea como amo o como esclavo, –también hoy- está desprovisto de ideología, una ideología que, adopte la forma que adopte, sirve a la realidad socio-económica dominante. Son escasos quienes, a lo largo de las distintas eras humanas, logran desprenderse del yugo socio-económico ideológico de su época y viven para contarlo. Esos pocos “extra-legiados”, capaces de resetear el sistema bajo el que fueron amaestrados (educación) y empero sobrevivir son quizá los únicos que merecen verdaderamente el apelativo de humanos. Yo, para evitar confusiones y malentendidos perniciosos, prefiero llamarlos magos.

Las clases dominantes, situadas con el beneplácito de las élites extractivas, suelen ser bien conscientes de la necesidad de aggiornamento y “adaptar la ideología” para garantizar así la ahora y siempre conveniente materialización de sus ancestrales intereses. La obsolescencia ideológica perjudica pues peligrosamente la funcionalidad: “Es necesario cambiar cada cierto tiempo algo para que nada de lo importante cambie”. Estos cambios, suelen ir de la mano de las nuevas relaciones de producción. La pujante tecnología, muy alejada del embrión industrial que alumbró en el siglo XVII y dio sus primeros pasos un siglo después, hace necesario un cambio ideológico, ya bautizado como Nuevo Orden Mundial en el área latina o como “New World Order” en el área angloparlante, o como Concilio Vaticano III en los Estados Pontificios.


El mago, de ayer, de hoy y de pasado mañana, debe reconocer la metamorfosis del “nudo” para mantenerse liberado, por lo que “librarse hoy de lo tecnológico” significa “moverse como pez en el agua por lo tecnológico”, para esquivar la “salvaje red mundial” que pretende atraparlo, distraerlo o atrofiarlo. Quién capta el “nudo” bajo el renovado disfraz, entiende cualquier profecía. Te has preguntado alguna vez ¿a quién pertenecen “las ideas, creencias, valores, gustos, fobias y filias” que hoy pueblan tu mente? y ¿por qué trabajas en lo que trabajas? (Si aún trabajas). ¿Qué ideología es la que “te tiene”? ¿A qué predicado estás indisolublemente sujeto? ¿Quién se adueñó, entretuvo y así exprimió el "tes-oro" de tus "oras"?




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