“Toda
religión cae cuando lo hace el Estado que la sustenta.”
(Karl
Marx)
"Agotadas las vías del aparato idelógico,
entran en juego las del aparato represivo del Estado."
(Louis Althusser)
"Agotadas las vías del aparato idelógico,
entran en juego las del aparato represivo del Estado."
(Louis Althusser)
Como
conocen muy sobradamente y, por desgracia, en propia carne los “Hermanos
musulmanes” de Egipto, Persia y Suria, el culto organizado sólo es posible
cuando previamente se haya garantizado un determinado estado de cosas. Dado así
(establecido, estructurado y bien consolidado) dicho estado, se fabrica luego a
medida el correspondiente culto como sostén ideológico (perpetuador) del mismo.
La religión no nace, pues, de una experiencia individual de la divinidad, sino
como una necesidad técnica (artificiosa) del Estado. Cuando el estado alcanza
tal grado de corrupción que ya ni se molesta en alimentar el velo sobre su
propia mentira, la religión -laicista, en este caso-, se desvanece por su
propia irrealidad, abandonando la fantasmagoría sus ruinas.
¿Cuál
será el Estado capaz de consolidarse y propiciar la nueva religión a medida en
el siempre misterioso Egipto? El del Nuevo Orden Mundial. ¿Qué nombre recibirán
los adeptos a la nueva religión emergente? Tecnocratianos de la Estricta
Observancia, bajo el acróstico T.E.O. Alabado sea el nanosegundo, bendito por
siempre el Terabyte, perdónanos los bitcoins . Así pues, vayan reseteando sus almas los precavidos, ya
sea por las cobardes buenas o por la drónica fuerza de las armas. ¿Dónde
ubicarán su nueva sede el Colegio de Vates? ¡Buena pregunta! Lo que si que
podemos aventurar es que sus miembros serán ungidos y consagrados con “aceite de
piedra”. El negro sustituye al púrpura, como color de moda en lo eclesiástico.
¡Buenos tiempos (siempre), los de mudanza, para los preclaros jesuitas!
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