"Duhkha."
(Sidharta Gautama)
El
gran viaje del alma, lo que busca todo buscador, consiste quizá en averiguar aquello que
hay que conocer. Al igual que les ocurre a los insectos con el proceso de la metamorfosis,
está en la estructura del ser humano atravesar un proceso transformador. Una
vida sin un destino al que llegar, se antoja una vida desprovista de sentido.
Estamos, lo queramos o no, llamados a florecer y fructificar, pese a que para
ello tengamos que afrontar todo tipo de dificultades y aprender cosas que
duelen. Y aquí estamos.
Puede
nuestro crecimiento ser únicamente horizontal (más dinero, más poder, más bienes)
o aspirar a introducirse en la dimensión vertical (de la que no cabe hablar,
sino callar, esto es, hacer, experimentar). Nada tan contrario a la aventura
como el confort, el bienestar adocenado, la ciega confianza los espejismos del
progreso tecnológico. La idolatría religiosa ha terminado por secar el sentido
espiritual de la vida, con una eficacia que resulta encomiable. Y, lo más
triste de todo es que, avergonzados del propio naufragio, sufrimos intensamente, sin
saberlo.
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