“En realidad, no miramos al
abismo.
Somos mirados por él.”
(Friedrich Nietzsche)
“Aquel que mira hacia afuera,
sueña.
“Sólo quien mira hacia adentro,
despierta.”
(Carl Gustav Jung)
Todo conocimiento proviene de la
caverna de los sueños, y desde allí regresa para poner en marcha la espiral de
la vida. Cuando uno atestigua y acepta de manera incondicional todo lo que es,
abre su corazón a los cambios de un mundo en constante danza, vive en plenitud.
Más allá del placer y el dolor, el gozo surge siempre de la calma. La hierogamia, sagrada unión
con lo divino, acontece de un modo misterioso en el corazón, allí donde se
reconcilian en simultaneidad la penetración de la espiral masculina en la espiral de la vida y la entrega
femenina al cambio.
El pensamiento se obstina de
manera recursiva en obstruir ese natural proceso, creando artificialmente la
interferencia ilusoria de separación. Aquello que resistes, persiste. Quizá te
sirva como atisbo de respuesta el saber que todas las preguntas pasadas,
presentes y futuras fueron, son y serán creadas por la mente egoica. Sigue
dándole vueltas. Quizá pensando más y más sobre ello, encuentres al fin el modo
definitivo de dejar de pensar. Busca con denuedo la manera de abandonar
definitivamente tu búsqueda. O quizás, mejor aún, déjate encontrar por la certera respuesta.
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