sábado, 10 de noviembre de 2012

Burla y frivolidad


“Así como un escudo salvaguarda la Tradición el Secreto,
la misericordia la riqueza, los votos la abstinencia
y el silencio la Sabiduría.”
(Pirkei Avot 3,17

 


Perturbados mucho menos por la fugacidad de los acontecimientos que por nuestra contingencia esencial, a merced de los escarnios del escarmiento demiúrgico, artífice despechado que se resiste a morir, abandonados a la metástasis del miedo y la incertidumbre, condenados a la necesaria masacre y a la conveniente ocultación con la que camuflar nuestros espurios intereses y vanos afanes, dispuestos a considerar el supremo valor de la supervivencia que otorga la impostura y garantiza cualquier digno lugar en la jerarquía, siguen latiendo en mis palabras sin cesar contradicciones, confusión y paradojas.

 
Improvisando un frágil orden contra el que tratar de desafiar al caos planificado, iluminando el campo de una batalla que sabemos perdida de antemano, mi juventud no supo cómo evitar la trampa del desengaño, el sarcasmo que trae envejecer. Bien mirado, todo ingenio trata de esconder un profundo y arraigado sentimiento de culpa. Clamamos por los males de unos tiempos que sabemos nuestros. No somos nada. Menos.


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