jueves, 22 de noviembre de 2012

Esfuerzo obstructor


“Tesis. Antítesis. Síntesis.”
(Hegel)

"Tesis."
(Dios)



A fuer de intentar sobrevivir a cualquier precio, el mal[1] -sin serlo- se ha hecho necesario. Quizá en ello radique su mayor y más discreta perversidad. Mayor o menor, el mal ha interpuesto su tóxica vicaría entre la causa y efecto, desde el origen de los tiempos. Necesita, bien del litigio, bien de la mediación para subsistir: él, esencialmente contingente, es el más necesitado, por innecesario.

 
Causa y efecto, apurva “mediante”, se hayan siempre esencial e intrínsecamente unidas por una orgánica solución de continuidad. El émbolo obstructor obtiene su mayor rédito energético de la oposición al flujo natural (diábolon), un rédito algo menor –aunque suficiente si no se tiene demasiada avaricia- de la obstaculización del flujo en la dirección del mismo (sýmbolon). Si no está roto, no gasten esfuerzos en repararlo. Sobran.
 


[1] Interprete el lector dicho término a discreción, por su cuenta y riesgo.

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