sábado, 22 de septiembre de 2012

Física elemental


“Para quedarte donde estás, corre tanto como puedas.
Para ir a otro sitio, aún el doble de rápido.
Podrás llegar incluso a cualquier parte,
siempre y cuando corras lo suficiente.”
(Charles Lutwidge Dodgson)

 

 

 

Igual que el suficiente calor es capaz de disolver así los férreos gluones que mantienen atrapados a los quarks en las cárceles neutrónicas y protónicas, y sutiliza a estos últimos, liberándolos así de su opresora y plúmbea masa, así, decimos, el suficiente amor termina también por sutilizar al ego, librándolo de sus espesas adherencias al 99%. El 1% restante es el que aún se necesita para alabar al Eterno desde la intimidad de su creación. El secreto no se halla precisamente en la “masa”, sino que burdamente se mantiene a partir de ella. Revela, pues, en la misma medida que oculta. Muestra el valor del maravilloso país escondido, por el tamaño del denodado esfuerzo con que, en el interior de la madriguera, lo guarda. Más allá de engañosas macropsias y micropsias, verdadera escuela de amor, la misteriosa escuela de calor.



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