domingo, 23 de septiembre de 2012

Caravana invisible


“Algunos no llaman vida sino
 al disfrutar engañoso de cuanto acaba.”
(Qurân 3, 185)

 



 

A juzgar por las tozudas y arenosas apariencias, nadie diría que en pleno desierto interminable cabe posibilidad alguna de oasis. Los menos escépticos, aún otorgan alguna probabilidad a su espejismo. Sólo quién atravesó esta infinita tierra sin caminos y calmó su sed bebiendo de él, verdaderamente puede decir que sabe y lo conoce. Para el resto, sólo cabe caminar a duras penas entre la sequía y el letargo, año tras año. El peso de la carga, la soledad y el desánimo, así como las desavenencias que nos importunan, la sed y el calor, se acrecientan con los días.

 

La noche que nos devuelve intenso el cansancio, al mismo tiempo, nos abriga y reconforta. Su cielo estrellado, preludio infinito del sueño, nos recuerda nuestra obligada condición viajera, toda vez que se reanude un nuevo y agotador día, soñando imposibles oasis, cuando estemos por fin despiertos. Interminable desierto, inacabable caravana de sueños. En una árida tierra sin caminos, prosigue –viajero- tu espejismo de vida, un viaje sin nadie, sin rumbo, ya sin tiempo y hacia ninguna parte.




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