“Cuando tus palabras son amables
crean confidencia.
Cuando tus pensamientos son amables
crean altura.
Cuando tu dar es amable crea amor.”
(Lao Tsé)
“En efecto, se comienza por amar,
aunque el final del camino es
invisible.
Dejas de pensar en el final,
toda vez que tuviste un inicio
tan grato.”
(Faruq Farolzad)
Resulta imposible encontrar a
Dios, si Él no te encuentra antes. Ceja en esforzarte en vano. Detente entre la
danza de los mundos e irradia toda la belleza que encuentres a tu paso. No
guardes ni retengas nada. La niebla otoñal saldrá a tu paso y te rodeará en un
abrazo silente, mientras buscas donde podrán reposar tus huesos. Todas tus
dudas y preguntas quedarán sin respuesta de un modo irremediable. Nada hay que
puedas hacer o dejar de hacer. El Eterno ha tomado hace tiempo su imparable, irrevocable y definitiva
resolución. Tiemblas escondido tras un ego incapaz de protegerte por más tiempo
de la oscuridad. Tu vida es un permanente dar tumbos. Y lo sabes.
Da un paso más allá de ti. Basta un
solo paso. Cuando uno lo ha aprendido todo –has leído bien, dice todo- y aún se
siente insatisfecho, es hora de ponerse en el camino de un modo decidido y echarse a andar. Al menos, esa es una forma
de ver las cosas. Algo de cordura hay en esto de reconocerse irremediablemente loco.
Desde luego, nadie duda de que el camino del amor es mucho más arduo e ingrato
de recorrer que el de los negocios. En cualquier caso, eso no es culpa mía. No
elegí ser traficante de palabras. Beber su vacío fue tu elección. Ahora estás
perdido para siempre. Ya es algo definitivo. Te deseo, pues, buena suerte en tu mala
suerte. ¡Se te acabaron las excusas! En este negocio, sobran todas las palabras.
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