lunes, 3 de septiembre de 2012

Los hijos de Tzadok

“Si se nos hubiese permitido ver y captar
la vitalidad y espiritualidad en cada ser creado,
su parte física quedaría prácticamente anulada,
y se nos volvería así transparente.”
(Tania, Puerta de la Certeza)
 
"Debemos todos crear un mundo de ficción
en el cual sólo nosotros podamos vivir".
(Marcel Proust)
 






 
 
 
¿Cómo cabe encontrarse esperanza en la desolación? Cuando los desesperados, los perdedores, los vencidos, se dieron cuenta que no podían cambiar la realidad, entonces inventaron a Dios. Sólo en momentos de desesperación, de catástrofe, de necesidad, de urgencia existe la posibilidad de un Dios al que acudir, con el que tratar de conectar.

Así, aunque algunos creen que cesó toda posibilidad de revelación profética, los ángeles del Heijal aún revelan sus secretos a quienes ascienden a ellos. Poco a poco, aquella luz que quedó atrapada en los rincones del mundo, es ahora rescatada. Y, a nada que te esfuerces, tú mismo podrás encontrar esa luz en cada persona, en cada cosa. Y, desde ese mismo momento, en un instante, esa cosa, esa persona, desvelarán para ti su mensaje: se volverán entonces transparentes. Aquello que revela su verdadero significado (raíz) se vuelve a nuestros ojos medio, excusa, algo que, al cumplir su objetivo comunicativo, ya es por eso mismo del todo insignificante.

El paraíso no es pues un lugar: es ese estado. Un estado imaginal que siempre puede competir con el dolor, la angustia y el sufrimiento real que nos aflige. No importa que el universo entero esté en el exilio, que nada parezca tener sentido, sobre todo nuestro dolor, nuestro profundo sufrimiento. Siempre será posible así retornar a la eternidad si al menos uno sólo de nosotros recuerda anclar su corazón en la esperanza.
 
 
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario